Historia: “Desde Aparecida al Año de la Redención: Memoria y Desafío”

El Consejo Episcopal Latinoamericano, en comunión con sus 22 Conferencias Episcopales y S.S Benedicto XVI, llevaron a cabo la V Conferencia Episcopal de América Latina y El Caribe del 13 al 31 de mayo del 2007, en la ciudad de Aparecida, Brasil, bajo el tema “Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos tengan en Él vida”, «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6)”

Durante esos días, alrededor de 265 participantes, entre ellos Cardenales, Arzobispos, Obispos, presbíteros, religiosos/as, movimientos eclesiales, laicos/as, se dieron a la tarea de trabajar sinodalmente en un documento que diera luz a la Iglesia del continente americano en los temas que acontecían en ese momento: sociales, económicos, políticos, culturales, ecológicos y religiosos, y que llevara a la Iglesia a vivir en “permanente estado de misión”.  

Inspirados por el método Ver – Juzgar – Actuar, se concluyó el Documento Aparecida, que los mismos autores describieron como la expresión de una Iglesia latinoamericana y caribeña, que quiere ser – como María -, discípula del Señor y compartir esta fe con ardor misionero. En otras palabras, Aparecida buscó inspirar una misión continental cuyo fruto fuera el que cada bautizado se renovara en la alegría de saberse discípulo misionero de Jesucristo para la vida de todos los pueblos. 

Con este espíritu misionero y sinodal, las Conferencias Episcopales de América Latina y El Caribe pusieron en marcha las acciones y objetivos del Documento de Aparecida pero, 14 años después, ha resultado difícil poder tener datos consolidados de la realidad global del continente a lo largo de estos años. Por esta razón, el Santo Padre Francisco ha manifestado que todavía hay muchos planteamientos de Aparecida pendientes que no se están asumiendo, por lo que alentó a los Obispos del CELAM, a tener un encuentro para profundizar en aquellas orientaciones, a la luz de los nuevos desafíos que nos presentan los tiempos actuales. 

Así surgió la propuesta de convocar a una Asamblea Eclesial que reúna a los diversos miembros del Pueblo de Dios para afirmar un camino participativo y sinodal; por ello se está en proceso de preparación de esta Asamblea, reafirmando la hermosa labor de promover una Iglesia latinoamericana y caribeña en salida, misionera y sinodal.