Desborde de Espíritu

Evidentemente no podemos negar, y está documentado, la complejidad que representó el camino de preparación, el evento de la Asamblea misma, aquello que esperábamos y no se logró, pero también aquello que superó nuestras expectativas, por “desborde del Espíritu”: con nosotros, sin nosotros y a pesar de nosotros.

El proceso previo de Escucha, la Asamblea Eclesial misma y lo que hemos continuado, hace viva la expresión: “planear caminando o caminar planeando”, que presenta la necesidad de planes flexibles y experiencias graduales, como lo dice la instrucción sobre la conversión pastoral de la parroquia, citando al papa Francisco en referencia a la reforma de la Curia Romana, donde la gradualidad, “es el resultado del indispensable discernimiento que implica un proceso histórico, plazo de tiempo y de etapas, verificación, correcciones, pruebas, aprobaciones “ad experimentum”.

En estos casos, por lo tanto, no se trata de indecisión (y continúa la instrucción) sino de flexibilidad necesaria para lograr una verdadera reforma. Se trata de estar atentos a no “forzar los tiempos”, queriendo llevar a cabo las reformas apresuradamente y con criterios genéricos, que obedecen a razones elaboradas “en un escritorio”, olvidando a las personas concretas que habitan en el territorio. De hecho, cada proyecto debe situarse en la vida real de una comunidad e insertarse en ella sin traumas, con una necesaria fase previa de consultas; luego, su implementación progresiva y, finalmente, una evaluación”.


Pbro. David Jasso /Comité de Comunicación de la Asamblea Eclesial