La Iglesia Latinoamericana y Caribeña, siempre ha dado un paso adelante en este llamado del Papa Francisco de ser una Iglesia en Salida y hace un año ese paso fue precisamente la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.
Como Asambleísta de la delegación de Provincia Eclesiástica de Nicaragua, mi participación fue activa desde sus inicios, puesto que fui la animadora de este proceso en mi diócesis de Juigalpa y al participar en la semana de la Asamblea Eclesial en modalidad virtual pero a la vez presencial, pues la delegación nicaragüense presidida por el Obispo encargado: Mons. Sócrates René Sándigo Jirón, decidimos reunirnos de forma presencial siendo la diócesis de León la anfitriona y desde ahí, nos conectamos virtualmente para participar de todos los momentos de la Asamblea Eclesial. Realmente fue un tiempo de gozo y gracia.
Considero que los aportes que ha dado la Asamblea Eclesial al actual Camino Sinodal que hemos emprendido son:
Preparación: Nuestra Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, si bien es cierto tenía como objetivo contemplar y profundizar la realidad de nuestros pueblos, principalmente en el contexto de la pandemia por COVID-19, y reavivar nuestros compromisos pastorales. Honestamente, fue una experiencia bonita de ver hacia atrás y hacer un Antes de la Pandemia y un Durante la Pandemia, significó sin embargo, de cara al Sínodo sobre la Sinodalidad que el Papa Francisco nos ha convocado, un tiempo de gracia y preparación como el camino que hizo Juan el Bautista para la venida del Señor, así mismo fue la Asamblea Eclesial para el Sínodo sobre la Sinodalidad, una preparación y hasta práctica de la sinodalidad como Iglesia que peregrina en este aún Continente de la Esperanza como decía San Juan Pablo II.
Escuchar: La escucha es una de las virtudes que más nos hace falta como miembros del pueblo santo de Dios… debemos reaprender a escuchar y a escuchar los gozos, las esperanzas, los dolores y sufrimientos de un pueblo que llora, ríe y es consolado por Dios. La escucha en la Asamblea Eclesial, nos permitió sacar una radiografía de nuestras Iglesias locales en tiempos de pandemia y eso nos permitió acoger con una profunda necesidad de seguir escuchándonos, este Sínodo sobre la Sinodalidad.
Comunión: La Iglesia es promotora de Koinonía pero a veces esta fragmentada dentro de sí por diferentes posiciones, ideologías u opiniones, violentando la Koinonía de la que la Iglesia debe ser la principal abanderada, la Asamblea Eclesial nos permitió reunirnos, cuestionarnos, opinar y escucharnos después de un tiempo de soledad, zozobra y sufrimiento tras el paso de la pandemia, eso permitió volver a vernos hacia dentro y al convocarnos el Papa Francisco al Sínodo pues lo vimos como una continuidad y un fuerte llamado a no olvidar que la comunión es una de las características principales de la Iglesia Sinodal.
Por lo tanto, creo que estos tres aportes fueron fundamentales para este Camino Sinodal que estamos haciendo juntos como Iglesia universal.
Francis Margarita Castillo Fonseca / Ordo Virginum Diócesis de Juigalpa, Nicaragua.