Una asamblea en salida desde la pantalla

Una semana que logramos estar como familia latinoamericana, que seguimos un mismo camino y nuestra gran meta es la lucha por la justicia y la paz de nuestros territorios. Los encuentros en la mañana, con la oración bañada de colores, ritmos, salmos y cantos, fue el despertar de cada día, y darnos cuenta de que la interculturalidad esta encarnada en toda nuestra Latinoamérica. Donde más de 600 asambleístas estábamos en pantalla, nos sentíamos estar en aquel lugar teológico, sagrado y amado por Dios.

Ser parte de este gran itinerario de la asamblea, fue una oportunidad de creer en una iglesia que sigue soñando por el bien de todos, por sentirnos uno solo y por el cuidado de la casa común. Fueron encuentros de alegría, de preguntas, de satisfacción en lograr hacer como equipo una reflexión sin importar jerarquía, idioma, sexo, raza o hasta ideologías. Pues apostamos por dialogar, acompañar y conocernos.

Fue muy evidente que los grupos de minoría  fueron los jóvenes y las mujeres, pero no era la cantidad sino la mirada fuerte como la de Jesús que en su minoría logro llevar el Evangelio y la construcción del Reino. Todos aportamos y el sentir de muchos, en las pantallas y aquellos que estaban en aquel recinto, que nos conectaban con sus palabras, gestos y sonrisas. Una mirada contemplativa de Dios.

Hoy inició un nuevo año litúrgico, y con la finalización de la asamblea eclesial latinoamericana a los pies de la mujer que dijo “Si”, Nuestra Señora de Guadalupe, y que debemos seguir su ejemplo de decir sí, por el cambio de nuestra iglesia, en un tiempo que necesitamos más espiritualidad y trabajo en equipo y un tiempo de esperanza, de esperar la llegada, no sentados, sino haciendo obras por todos aquellos que lo necesitan.

Para finalizar fue el tiempo de Dios, el tiempo perfecto de responder y soñar por una iglesia en salida, una iglesia sinodal, una iglesia de los pobres y una iglesia de la esperanza.


Por Hno. Edwin Gil, FSC. Asambleísta de Colombia