Las directrices de la renovación y reestructuración del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño), llevaron a la 1ª Asamblea Eclesial, porque parten de la convicción de querer contribuir al crecimiento y advenimiento de una genuina cultura Sinodal en la Iglesia.
Dichos llamados más significativos fueron:
- Hacer un alto en el camino para realizar un análisis y discernimiento serios sobre la misión pastoral del CELAM.
- Animar a que el CELAM sea una escuela de Sinodalidad.
- Reestructurarnos para responder a la realidad y ser competentes ante ella.
- Idear otra estructura pastoral más adecuada.
La dinámica fundamental que se le pide a la Iglesia y sus miembros es ser seguidores de Jesucristo; “la Iglesia debe cumplir su misión siguiendo sus pasos y adoptando sus actitudes (cf. Mt 9, 35-36)” . Este seguimiento es discipular y misionero, porque todo discípulo debe ser misionero (cf. DAp 144) “en virtud de su bautismo” (DAp 10, 160, 186) y de su “vocación bautismal” (DAp 505).
Estos cuatro sueños son asumidos como núcleos compartidos en los diferentes centros pastorales; de forma sintética y adaptados a nuestra región, se resumen en:
- Sueño con comunidades cristianas capaces de entregarse en América Latina y el Caribe hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos latinoamericanos (Eclesial);
- Sueño con un Continente que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida (Social).
- Sueño con un Continente que preserve esa riqueza cultural que lo destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana (Cultural).
- Sueño con un Continente que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que lo engalana, la vida desbordante que llena sus ríos y sus selvas (Ecológico). – cfr. QA 7.
Dentro de esta misma propuesta se podrían señalar algunos horizontes específicos de la acción pastoral del CELAM:
- Facilitar el paso de una pastoral de conservación a una pastoral sinodal de itinerarios misioneros para animar una iglesia sinodal en salida, para el seguimiento de Jesucristo nuestro Señor.
- Desarrollar procesos pastorales sinodales alrededor de redes territoriales y/o temáticas que contribuyen a la conversión integral y que acompañen las acciones propias de las CC.EE. en la región.
- Promover el magisterio Pontificio y del episcopado latinoamericano y caribeño en lo pastoral y lo social, y elaborar metodologías pastorales correspondientes.
- Fortalecer y acompañar a las instituciones de la Iglesia que trabajan para los más vulnerables desde la perspectiva de la opción preferencial por los pobres y vulnerables.
Asamblea Eclesial, fruto del discernimiento
Fruto de este discernimiento, nace la propuesta de nuestra Asamblea Eclesial, la cual tuvo su presentación en enero de 2021, y donde el Papa Francisco daba por iniciado un proceso sinodal sin precedentes, marcando con claridad el camino que esta Asamblea debería seguir: “Junto al pueblo de Dios. Que esta Asamblea Eclesial no sea una élite separada del Santo Pueblo de Dios. Junto al pueblo, no se olviden que todos somos parte de Pueblo de Dios, todos somos parte. Ese pueblo de Dios que es infalibile in credendo como nos dice el Concilio, es el que nos da la pertenencia… la Iglesia se da al partir el pan, la Iglesia se da con todos sin exclusión y una asamblea eclesial es signo de esto; de una Iglesia sin exclusión”.
A través de esta Asamblea, heredera de los caminos recorridos por la Iglesia en América Latina y el Caribe, nos pusimos en genuina actitud de escucha, con la convicción de que en este “kairós”, que es el tiempo propicio de Dios, fuimos llamados a escuchar la voz del Espíritu Santo que emana con fuerza innegable en el pueblo.
La primera Asamblea Eclesial fue, y sigue siendo, un proceso que quiere asistir en el discernimiento en común de la Iglesia (y de la sociedad que quiera dejarse interpelar) para responder de modo más genuino y legítimo ante los signos de los tiempos de nuestra región, para impulsar con más fuerza su misión salvífica integral y para seguir dilucidando los nuevos caminos para un seguimiento más pleno del Señor de la vida.
En medio de la más dura crisis de nuestra generación, por la Pandemia causada por el COVID-19, la Iglesia se puso en actitud de escucha activa para expresar una presencia real y, sobre todo, para impulsar caminos concretos para ser una Iglesia más sinodal. La participación llegó, gracias a las más múltiples y diversas instancias eclesiales que se convirtieron en verdaderos puentes, a los más diversos sitios haciendo posible la participación activa del pueblo de Dios como nunca antes había sucedido en la región.
Por Mauricio López Oropeza. Director del Centro Pastoral de Redes y Acción Social del CELAM