La sinodalidad misionera: signo de este tiempo

“Se le acercaron los fariseos y saduceos y, para tentarlo, le pidieron que les mostrara una señal del cielo. Él les contestó: “al atardecer ustedes dicen: va a hacer buen tiempo mañana porque el cielo está rojo. Por la mañana dicen: hoy seguro llueve porque el cielo está rojo oscuro. Saben distinguir el aspecto del cielo y la tierra y no distinguen los signos de los tiempos”. (Mateo 16, 1-3).

Esta lectura se me vino al corazón cuando recordaba (volvía a pasar por el corazón) los momentos de la Asamblea Eclesial, las diferentes reflexiones en las ponencias y en los grupos de trabajo. Y elijo ver este tiempo, estos espacios como un signo de este tiempo en el que Dios me y nos regala la gracias de participar y nos invita a interpretar.

Un signo de que es posible caminar juntos, en unidad y comunión, sin caer en la tentación de la uniformidad, respetando las diferencias en la cultura, en los idiomas, en las formar de pensar, creer y celebrar; entonces es ahí donde confesamos que es el Espíritu Santo el que nos hace uno a pesar de todo y con todo haciendo así que podamos caminar juntos, juntas.

Es un signo de este tiempo para que renovemos nuestro bautismo, nuestro compromiso bautismal, nuestra vocación bautismal que nos hace hijos de Dios y hermanos, hermanas entre nosotros, sin diferencias, somos todos hermanos con diferentes servicio; ninguno más que otros, ninguno menos que otros, todos iguales por la dignidad bautismal; no es más el obispo que el laico, ni más el sacerdote que la religiosa, ni más el laico que el sacerdote o la religiosa, somos iguales y entendemos que el único poder es servir cada vez más y mejor a los hermanos.

Es un signo de este tiempo que todos (laicos y consagrados) podamos ser partícipes activos de los espacios de escucha, discernimiento y toma de decisiones en la Iglesia, en todas las decisiones, que sean en comunión, no tomadas por una persona (obispo) o un grupo (consejo presbiteral), sino todos seamos corresponsables y partícipes de estas decisiones, y podamos así hacernos cargo de llevarlas adelante.

Es un signo de este tiempo que por fin demos lugar a las mujeres y a los y las jóvenes en espacios de toma de decisiones y de servicios ministeriales dentro de las comunidades, parroquias, diócesis, regiones, y a nivel de toda la Iglesia universal.

Es un signo de este tiempo que por fin y decididamente queramos, como Iglesia toda, ir al encuentro y dar espacio en las comunidades en todos los niveles, y también en la toma de decisiones, de los hermanos y hermanas migrantes, de los hermanos y hermanas de los pueblos originarios y afrodecendientes, y de los hermanos y hermanas del colectivo LGBTIQ+.

Es un signo de este tiempo que demos pasos pequeños, pero pasos al fin, para ser cada vez más y mejor una Iglesia Pueblo de Dios, comunidad de bautizados, comunidad ministerial dispuestos a servir a todos, especialmente los más pobres y menos amados, siendo signo del amor con que Dios nos ama, siendo una Iglesia Samaritana, que sale al encuentro de los caídos en el camino para sanar sus heridas y así seguir caminando juntos.

Y por fin así, una vez más el sueño es juntos discípulos misioneros en salida, siendo constructores del Reino, signos y portadores del amor de Dios para todos sin excluir, sin hacer acepción de personas, sino ser para todos hermanos, hermanas; samaritanos, samaritanas, que solo buscamos aprender del Maestro y servir a los hermanos.


Por Juampy Zulli. Coordinador Regional de Pastoral de Juventud Región Patagonia. Diócesis de Neuquén – Patagonia