1.- “La escucha, en el proceso de la Asamblea, no ha sido un momento específico: es para todos una actitud; es una escucha integral, que incluye una mirada contemplativa, como la mirada contemplativa de Jesús” (P. David Jasso)
2.- “Dios nos ha llamado a la plenitud de la vida, pero no para guardarla, sino para compartirla con todos los pueblos y toda la creación. Por eso somos discípulos misioneros, escuchamos al Maestro y vamos donde él quiere. Que a nadie se le niegue la palabra: seamos verdaderamente pueblo de Dios en desborde, con propuestas totalizantes. Hoy miramos a nuestra querida Amazonía para comprometernos a arriesgar la vida por el Evangelio… Por una Iglesia en salida y misionera, bendita seas, querida Amazonia” (Comisión de Espiritualidad y Liturgia)
3.- “Aparecida fue un zarandeo que el Espíritu Santo dio a toda la Iglesia que peregrina en América Latina. Pero no todos nos dejamos zarandear, comenzando por nosotros, los pastores, los presbíteros, los religiosos… Algunos tuvimos el texto y lo guardamos en nuestras bibliotecas y seguimos nuestros propios proyectos y no lo que el Espíritu Santo quería” (Card. Leopoldo Brenes)
4.- “Hoy estamos llamados a recibir el envío de Jesús, por eso debemos entrar en un proceso de conversión y de reforma permanente. Dejándonos evangelizar, evangelizamos” (P. Carlos María Galli)
5.- “Me inspira la Madre de Dios: ¡Qué mujer tan valiente! Decir sí al plan de Dios en una época en que la mujer vivía en una condición miserable. Ante los desafíos no podemos paralizarnos por el miedo. Pongo mis dones para servir, mi feminidad al servicio de la Iglesia. Me siento corresponsable de todo aquello que nos duele, como los abusos en la Iglesia, y por eso trabajo en ello; tenemos que involucrarnos más allá de lo usual” (Laic. Lisandra Chávez)
6.- “Hay que partir siempre del encuentro personal con Dios, que nos impulsa por desborde a nuestra conversión personal y misionera. Jesús nos mueve a anunciar con fuerza el kerigma” (Diác. Rodrigo Montes)
7.- “El mayor impulso de un discípulo misionero está en la cercanía con Jesús y su pueblo. La misión no es un añadido en mi vida ni un pedido, sino una gratuidad y un don precioso en mi bautismo. Como discípulos misioneros debemos ser conscientes que la mayor fuerza es el amor. Hay que vivir dispuestos a todo, a estar saliendo, con los riesgos que traen los nuevos desafíos: amar la misión es amar la Iglesia” (Mons. José Luis Azuaje).
Por Padre Hermes Flórez Pérez, CJM. Congregación de Jesús y María Eudista